Volviendo a Dios

Apóstol Luis Ponce

Guatemala, 24 de noviembre del Año del Reconocimiento

La palabra nos enseña que debemos volvernos a Dios. Si nos hemos alejado y nuestro caminar se ha separado del caminar en Cristo, tenemos una promesa en (Malaquías 3:7 TLA “En cambio ustedes, desde los días de sus antepasados, siempre han desobedecido mis mandamientos. Pero si ustedes se arrepienten y vuelven a mí, yo también me volveré a ustedes. Yo soy el Dios todopoderoso, y les aseguro que así lo haré. » Ustedes me preguntan: “¿Y de qué tenemos que arrepentirnos?””)

Debemos pedir por sabiduría de lo alto, para discernir entre lo que le agrada a Dios y lo que no, entre lo bueno y lo malo, entre lo justo y lo injusto, entre lo santo y lo profano. Para que nuestro corazón esté alineado a la voluntad del Señor, sabiendo que Él tiene el control de nuestras vidas y se encargará de cumplir nuestros anhelos más profundos.  

Pero ¿Cómo volvernos a Dios?

Para poder volvernos a Dios primeramente necesitamos reconocer su señorío sobre nosotros, debemos comprender que nada somos sin Él. Confiemos en su voluntad perfecta y agradable, deleitándonos en las cosas del cielo, buscando primeramente El Reino de Dios y su justicia para que todo lo demás sea añadido, siendo prosperados en todo, así como prospera nuestra alma. 

Buscar primeramente El Reino de Dios y su justicia nos habla de cumplir la ley de Dios, de esforzarnos por cumplir los estatutos que nos ha dejado plasmados en su palabra. Un ejemplo muy claro es el estatuto de los diezmos y las ofrendas, El Señor nos llama a despojarnos por Él, nos invita a entregar parte de nuestros bienes por obediencia a Él. 

La acción de entregar los diezmos y las ofrendas tiene ciertas características que debemos comprender muy bien como hijos de Dios, para hacerlo con sabiduría y entendimiento. 

Las características del diezmo y las ofrendas son: 

  • Nos vuelve a Dios.
  • Nos ayuda a dominar el amor al dinero (origen de todos los males).
  • Nos enseña a perseverar. 
  • Nos enseña el temor a Dios.
  • Conlleva 5 beneficios divinos.

Obedecer a Dios cumpliendo sus estatutos nos permite iniciar el camino de vuelta hacia Él. Al despojarnos de nuestros bienes estamos ejercitándonos en el dominio del amor al dinero, porque estamos entregando con voluntad algo que nos pertenece. El hecho de entregar nuestros diezmos y ofrendas recurrentemente nos ejercita en perseverancia, porque cada vez que lo hacemos reconocemos que Dios es nuestro proveedor y único sustento, demostrando así nuestro temor hacia Él. 

La promesa mencionada en (Malaquías 3:7) nos habla de volvernos a Él, para que luego Él se vuelva a nosotros, colmándonos de bendiciones sobreabundantes ejemplificadas en los 5 beneficios divinos de obedecer los estatutos del Señor.

¿Cuáles son los 5 beneficios divinos de obedecer a Dios?

La obediencia es premiada por Dios y nos ha dejado en su palabra los 5 beneficios divinos de cumplir sus estatutos, en (Malaquías 3:10-12 RVR1960 “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.”) podemos ver claramente el favor de Dios con los que le siguen y son fieles a Él.

5 beneficios divinos:

  1. Nos abrirá las ventanas de los cielos. 
  2. Derramará bendición sobreabundante, bendición que no añade tristeza. 
  3. Reprenderá al devorador para que no destruya nuestros frutos.
  4. Nuestra vid en el campo NO será estéril.
  5. Todas las naciones nos llamaran bienaventurados, porque seréis una tierra de delicias.

Por esto debemos buscar agradar el corazón de nuestro buen Dios, con nuestras acciones, pensamientos y actitudes siempre con temor y obediencia a Jehová quien nos guarda y cuida del mal, rodeándonos de miríadas de ángeles que acampan alrededor nuestro. 

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