Vientres estériles

Apóstol Sergio Enríquez

Guatemala, 26 de noviembre del Año del Reconocimiento

En la primera carta a los Corintios aparecen cinco clases de menesterosos (1Co 1:26-29): necio, débil, vil, despreciado, lo que no es. Una palabra que abarca estos cinco estados es “esterilidad” y en la biblia aparecen varias esterilidades: tierra estéril, obras estériles, árboles estériles, cristianos estériles, entendimiento estéril, pueblo estéril, entendimiento estéril, palaba estéril, y la higuera y el vientre estériles.

En la biblia se mencionan al menos siete mujeres con vientre estéril: Sarah, Rebeca, Raquel, Ana, la esposa de Manoa, la sunamita y Elizabet. Además de ser estériles tenían otra cosa en común, su necesidad. Sobre ellas había un estigma, una maldición con la que tenían que lidiar toda la vida.

El nombre Elizabeth significa Dios de las siete, es decir, Dios de los necesitados, porque Él no se olvida de los menesterosos (Diccionario de nombres propios del antiguo testamento de Alfred Jones). 

Cada una de estas mujeres dio fruto. El fruto de Sara fue Isaac, el de Rebeca, Jacob; de Raquel, José; de Ana, Samuel, de la esposa de Manoa, Sansón, de la sunamita, Habacuc según la tradición y de Elizabeht, Juan el bautista. Veamos el fruto de Sara.

El fruto de Sara:

Sara no podía tener hijos de Abraham porque ya eran muy ancianos, pero Dios llenó su vientre y la llenó de alegría. Sara dijo: “Dios me ha hecho reír; cualquiera que lo oiga se reirá conmigo. Y añadió: ¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría hijos? Pues bien, le he dado un hijo en su vejez” (Gn21:6-8).

Dios quiere darte un reglo de alegría. No importa cuál sea tu esterilidad, si Dios llenó de alegría y dio un fruto que salió de su propio vientre, él te hará reír porque te llenará de alegría. 

El fruto de Sara fue Isaac, que significa pacto perpetuo. Al nacer, marcó la vida de Sara y Abraham. Tú eres un fruto que marcaste la vida de tus padres. Dios te hizo un fruto de bendición. No viniste a esta tierra para ser de maldición. 

El Señor levanta del muladar al pobre, al menesteroso (más que necesitado) lo levanta del mismo muladar. Dios quiere hacer un pacto eterno y tal vez no tenías todas las de ganar. Entre los necesitados, de ahí Dios levantar un paco eterno para que todos puedan decir: “grandes cosas ha hecho Jehová con estos” (Salmo 126:2-3).

Aunque tengas una profunda necesidad y pienses que estas en tierras secas, tierra estéril, Dios tiene otros planes para ti. De los vientres estériles, que no dieron fruto cuando se esperaba, Dios traerá grandes frutos.

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