Venciendo el Fracaso

Pastor Ramiro Sagastume

Guatemala, 17 de noviembre del Año del Reconocimiento

Antes de conocer a Cristo el fracaso nos vencía a nosotros, ahora, con la ayuda del Espíritu Santo tenemos las herramientas para que esos fracasos no marquen nuestra alma y no nos amargarnos.

El concepto de fracaso es descrito como un incidente en la vida en que algo va mal o no va de acuerdo a lo planificado. En la Palabra vemos al pueblo de Israel que por más de cuatrocientos años estaba esperando un libertador y Moisés aparece para sacarlos de la esclavitud de Egipto; al salir se encuentra con el mar rojo y podemos imaginar esa frustración que no había más camino (Deuteronomio 8:2). 

En lo personal al pasar un fracaso puede que el Señor use ese momento para escudriñar nuestro corazón para saber qué es lo que hay dentro de él. 

Nosotros mismos nos levantamos (Miqueas 7:8)

Puede ser que hayamos vivido fracasos en los cuales, nuestros enemigos pueden alegrarse de ello, pero Uno de los escenarios de un fracaso es que nosotros mismos debemos levantarnos: “Porque el justo cae siete veces; y vuelve a levantarse…”  (Proverbios 24:6). 

Un compañero me levanta (Eclesiastés 4:9-10)

Hay momentos que otras personas nos ayudan a levantarnos, en un matrimonio se lleva el mismo yugo; nuestros padres nos ayudan a salir delante de tal forma que somos bendecidos con la ayuda de alguien más, esto en el orden del Señor.

Dios nos levanta (Salmo 113:7)

Es esta otra dimensión en la cual, ya probamos levantarnos nosotros mismos, no encontramos a alguien que nos ayudara, entonces viene Dios en su misericordia y es Él quien levanta: “Levanta del polvo al pobre, del muladar al necesitado para hacerlos sentar con los príncipes, y heredar un sitio de honor…” 1 Samuel 2:8. 

Fracaso de Moisés (Números 14:3)

El pueblo de Israel llegó a sentirse sin esperanza expresando que quizá lo mejor era regresar a Egipto; Moisés pudo haber dudado y sentirse fracasado y Dios le habla en Éxodo 14:15: “¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha”. Hay momentos en los que no solamente tenemos que orar sino poner en práctica lo que se nos ha enseñado a la luz de la Palabra: “Extendió Moisés su mano sobre el mar; y el Señor, por medio de un fuerte viento solano que sopló toda la noche, hizo que el mar retrocediera; y cambió el mar en tierra seca, y fueron divididas las aguas” Éxodo 14:2 ¡Nuestro Dios es Todopoderoso y Él hace caminos donde no los hay!

Fracaso de José

El Señor le dio sueños a José y él le contaba a sus hermanos sabiendo que le tenían envidia. Después de ser el preferido de Jacob, sus hermanos lo tiran al pozo, es vendido y llega como esclavo a Egipto; es metido a la cárcel por lo que podríamos decir que estuvo de fracaso en fracaso. El Señor le dio una gran victoria a José y en ese lapso le pone en sus manos a quienes le habían hecho daño: “…Yo soy vuestro hermano José, a quien vosotros vendisteis a Egipto” Génesis 45:4-8. En el momento que fracasamos no lo entendemos, pero Dios permite esas circunstancias para que nosotros perdonemos. 

El fracaso de Gedeón

En alguna ocasión hemos tenido varios fracasos y en el caminar como cristianos, entendemos que el Señor puede transformar esos fracasos en éxitos y victorias. Gedeón, por miedo a los madianitas escondió el trigo; se menospreció asimismo y en ese fracaso culpa a Dios. Hay fracasos que Dios usa para quitar el orgullo y todo acomodamiento, para poder convertirnos en valientes guerreros: “Cuando las tres compañías tocaron las trompetas, rompieron los cántaros, y sosteniendo las antorchas en la mano izquierda y las trompetas en la mano derecha para tocarlas, gritaron:¡La espada del Señor y de Gedeón!” Jueces 7:20. 

Fracaso de Noemí (Ruth 1:1)

Nohemí, había salido temporal a los campos de Moab con su esposo e hijos fracasada y en su regreso, vuelve sola con otro fracaso: “ A las cuales dijo: No me llaméis Noemí: (esto es, graciosa); sino llamadme Mara (que significa amarga), porque el Todopoderoso me ha llenado de grande amargura” Ruth 1:20. El Señor nos saca de lugares para enseñarnos que aún en donde Él nos ubica, seremos bendecidos y aunque pasemos un fracaso tan grande ¡Es Él quien nos levanta! 

El fracaso de un ejército (Ezequiel 37:1-2)

La condición del valle de huesos descritos en Ezequiel eran “viejos y secos”. Quizá ha habido gente que antes servían y eran usado por el Señor, pero un fracaso los ha hecho perder la batalla. El Señor nos recuerda que sin importar nuestra condición su mano de poder nos sostiene y nos quiere restaurar. 

¡Es tiempo de levantarnos!

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